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La cultura museística en tiempos difíciles / Tania Martínez Gil y Joan Santacana i Mestre ; dirección editorial : Álvaro Díaz Huicí ; producción : José Antonio Martín ; producción digital : Alberto Gambáu ; corrección : Celeste Sánchez Martínez ; dirección de colección : Nayra Llonch Molina

By: Contributor(s): Material type: TextTextLanguage: Spanish Series: Manuales de Museística, Patrimonio y Turismo Cultural ; Número 14Publication details: Gijón, España : Trea, 2013Description: 136 p. : fotografíasISBN:
  • 978-84-9704-736-4
Subject(s): DDC classification:
  • 069.068 M385c
Contents:
A modo de introducción: los museos-loro, 9.-- Museos pobres y museos ricos. El museo y el dinero, 13.-- El concepto de museo pobre, 15.-- Nunca como hoy hubo tantos y tan buenos museos, 17.-- La burbuja de la cultura museística, 22.-- La cultura museística y la producción cultural, 24.-- La cultura museística y el dinero, 27.-- La cultura que atesora el museo va más allá de los cacharros, 30.-- Las 25 ideas para el museo pobre, 33.-- El museo no es un depósito de cadáveres: es un conjunto de fuentes, 35.-- El museo no es un santuario: es una escuela, 37.-- La función socializadora del museo, 43.-- El museo no es tuyo: es de la gente, 45.-- El diseño no es lo más importante del museo: las ideas son lo primero, 46.-- El museo es un servicio: ¡mima a tus visitantes!, 49.-- El museo no es un templo: ¡deja que la gente hable!, 51.-- No trates igual a los niños que a los ancianos: a cada cual, según su edad, 54.-- Los días festivos es cuando la gente puede ir al museo: ¡no lo cierres!, 60.-- ¡Cada objeto debe contener una historia o debe ser un enigma!, 61.-- Para explicar historias, recurrid a sistemas baratos y versátiles: las historias a través de códigos QR, 67.-- Publicitar las exposiciones mediante las redes sociales, 72.-- Las infografías 3D y sus posibilidades museísticas, 73.-- Creación de material didáctico en línea, 75.-- Crear pequeños recursos audiovisuales utilizando programarios libres: ¡todos guardamos fragmentos de historia en casa!, 76.-- ¡Tú eres el mejor intermediario entre los objetos y el público!, 81.-- No esperes que la gente venga al museo: ¡ve tú a buscarlos!, 82.-- El museo ante el dilema: ¿priorizar la exposición permanente o potenciar las temporales?, 84.-- ¡Saca el museo a la calle!, 88.-- Pregunta siempre la opinión a los visitantes: ¡no los dejes escapar sin que opinen!, 90.-- Genera actividades continuamente: ¡cada día sin actividad es un día perdido!, 93.-- Remodelar el museo no signi4ca comprar museografía nueva: ¡cambia los muebles de sitio!, 96.-- ¡Transforma el museo en escaparate de la ciudad!, 98.-- Vende autenticidad: ¡no admitas falsi4caciones! , 99.-- Los textos, cuanto más breves, mejor, 101.-- En vuestro museo no olvidéis las emociones, 105.-- Dos tipos de museos, 107.-- Una museografía austera que no engañe al sistema emocional, 109.-- ¡Para emocionar no se requiere el uso de grandes recursos museográficos!, 111.-- No te empeñes en sorprender a tus visitantes: ¡empéñate en hacerles pensar y en provocarles sentimientos!, 116.-- No te empeñes en dar respuesta a todo: ¡empéñate en generar preguntas!, 117.-- Unos apuntes finales a modo de resumen, 119.-- Los 25 pecados capitales del museo, 121.-- Tres últimas ideas para exponer en el museo pobre, 124.-- Lecturas recomendadas, 131.
Summary: En el pasado, los museos fueron el resultado de la paciente labor investigadora de eruditos, sabios o diletantes; pero en España hubo otro tiempo, no tan lejano, en que fueron los ignorantes y los arrogantes quienes construyeron y diseñaron los museos. De esta forma, se pasó de un tipo de museo con objetos pacientemente recuperados e investigados, pero deficientemente expuestos, a un museo sin objetos, sin investigación que avalara ninguna idea, pero con un magnífico plumaje. Museos que, al igual que los loros, hablaban al público, pero no le transmitían nada. Y de la misma forma en que se construyeron autopistas y trenes de alta velocidad sin pasajeros y aeropuertos sin aviones, en España se construyeron también museos sin ideas ni objetos. El resultado de este aquelarre cultural, auténtico festín de brujas, han sido magníficos edificios habitados por las telarañas. Insostenibles, inútiles, sin otra función que alimentar los bolsillos de la especulación que atenaza no ya el crecimiento de la cultura, sino también su propia existencia. Y en este panorama subsisten los museos, los de siempre, aquellos que habían nacido de la labor esforzada de sabios trabajadores de la cultura. Ellos no estuvieron presentes en el aquelarre cultural. Tampoco se beneficiaron de la especulación. Apenas se sostuvieron con sus andrajos frente al insultante despilfarro de los ricos. Frente a ello, hay que levantar la voz del Museo Pobre, del que no tiene recursos y nunca los ha tenido; del museo que ha sobrevivido a las guerras, a las bombas, al hambre y a los inviernos sin calefacción; aquellos museos cuyo director abre por la mañana y cierra por la noche, lleva la administración y atiende a las visitas, y cuyas vitrinas fueron compradas a base de las miajas que caían del despilfarro de los ricos.
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Libros Libros Archivo General de la Nación - Departamento Hemeroteca-Biblioteca, Acervo general de Libros 069.068 M385c (Browse shelf(Opens below)) 1 3 Available (3) 46947 061512

Notas a pie de página

A modo de introducción: los museos-loro, 9.-- Museos pobres y museos ricos. El museo y el dinero, 13.-- El concepto de museo pobre, 15.-- Nunca como hoy hubo tantos y tan buenos museos, 17.-- La burbuja de la cultura museística, 22.-- La cultura museística y la producción cultural, 24.-- La cultura museística y el dinero, 27.-- La cultura que atesora el museo va más allá de los cacharros, 30.-- Las 25 ideas para el museo pobre, 33.-- El museo no es un depósito de cadáveres: es un conjunto de fuentes, 35.-- El museo no es un santuario: es una escuela, 37.-- La función socializadora del museo, 43.-- El museo no es tuyo: es de la gente, 45.-- El diseño no es lo más importante del museo: las ideas son lo primero, 46.-- El museo es un servicio: ¡mima a tus visitantes!, 49.-- El museo no es un templo: ¡deja que la gente hable!, 51.-- No trates igual a los niños que a los ancianos: a cada cual, según su edad, 54.-- Los días festivos es cuando la gente puede ir al museo: ¡no lo cierres!, 60.-- ¡Cada objeto debe contener una historia o debe ser un enigma!, 61.--
Para explicar historias, recurrid a sistemas baratos y versátiles: las historias a través de códigos QR, 67.--
Publicitar las exposiciones mediante las redes sociales, 72.-- Las infografías 3D y sus posibilidades museísticas, 73.-- Creación de material didáctico en línea, 75.-- Crear pequeños recursos audiovisuales utilizando programarios libres: ¡todos guardamos fragmentos de historia en casa!, 76.-- ¡Tú eres el mejor intermediario entre los objetos y el público!, 81.-- No esperes que la gente venga al museo: ¡ve tú a buscarlos!, 82.-- El museo ante el dilema: ¿priorizar la exposición permanente o potenciar
las temporales?, 84.-- ¡Saca el museo a la calle!, 88.-- Pregunta siempre la opinión a los visitantes: ¡no los dejes escapar sin que opinen!, 90.-- Genera actividades continuamente: ¡cada día sin actividad es un día perdido!, 93.-- Remodelar el museo no signi4ca comprar museografía nueva: ¡cambia los muebles de sitio!, 96.-- ¡Transforma el museo en escaparate de la ciudad!, 98.-- Vende autenticidad: ¡no admitas falsi4caciones! , 99.-- Los textos, cuanto más breves, mejor, 101.-- En vuestro museo no olvidéis las emociones, 105.-- Dos tipos de museos, 107.-- Una museografía austera que no engañe al sistema emocional, 109.-- ¡Para emocionar no se requiere el uso de grandes recursos museográficos!, 111.-- No te empeñes en sorprender a tus visitantes: ¡empéñate en hacerles pensar y en provocarles sentimientos!, 116.-- No te empeñes en dar respuesta a todo: ¡empéñate en generar preguntas!, 117.-- Unos apuntes finales a modo de resumen, 119.--
Los 25 pecados capitales del museo, 121.-- Tres últimas ideas para exponer en el museo pobre, 124.--
Lecturas recomendadas, 131.

En el pasado, los museos fueron el resultado de la paciente labor investigadora de eruditos, sabios o diletantes; pero en España hubo otro tiempo, no tan lejano, en que fueron los ignorantes y los arrogantes quienes construyeron y diseñaron los museos. De esta forma, se pasó de un tipo de museo con objetos pacientemente recuperados e investigados, pero deficientemente expuestos, a un museo sin objetos, sin investigación que avalara ninguna idea, pero con un magnífico plumaje. Museos que, al igual que los loros, hablaban al público, pero no le transmitían nada. Y de la misma forma en que se construyeron autopistas y trenes de alta velocidad sin pasajeros y aeropuertos sin aviones, en España se construyeron también museos sin ideas ni objetos. El resultado de este aquelarre cultural, auténtico festín de brujas, han sido magníficos edificios habitados por las telarañas. Insostenibles, inútiles, sin otra función que alimentar los bolsillos de la especulación que atenaza no ya el crecimiento de la cultura, sino también su propia existencia.

Y en este panorama subsisten los museos, los de siempre, aquellos que habían nacido de la labor esforzada de sabios trabajadores de la cultura. Ellos no estuvieron presentes en el aquelarre cultural. Tampoco se beneficiaron de la especulación. Apenas se sostuvieron con sus andrajos frente al insultante despilfarro de los ricos.

Frente a ello, hay que levantar la voz del Museo Pobre, del que no tiene recursos y nunca los ha tenido; del museo que ha sobrevivido a las guerras, a las bombas, al hambre y a los inviernos sin calefacción; aquellos museos cuyo director abre por la mañana y cierra por la noche, lleva la administración y atiende a las visitas, y cuyas vitrinas fueron compradas a base de las miajas que caían del despilfarro de los ricos.

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